¡Hola mundo!
Bienvenido/a a mi pequeño pisito en la red de redes. Si en el momento en que has aterrizado aquí domina el frío del invierno coge una mantita, o un refresco helado en caso de que estemos en época estival, en cualquier caso me gustaría que te sintieras como en casa. Descálzate, no hay nada como abandonar la prisión de los zapatos para liberarse, toma asiento y respira.
¿Mejor? ¿Nos hemos relajado? Vale. A partir de aquí, y cuando quieras, eres libre de curiosear las habitaciones que he preparado para recibirte. Si te gustan, estás invitado a quedarte el tiempo que desees. Trataré de no darte mucho la murga, quizá alguna que otra vez, pero nada que no puedas obviar si no te interesa. Quiero que sepas, no obstante, que me alegra sobremanera que estés aquí y que me haría muy feliz que interactúes pues, de otro modo, más que charlas mantendría un aburrido monólogo.
Adelante y ¡hasta la cocina!